Actualmente el consenso sobre la importancia que la Lactancia Materna tiene en el desarrollo y la salud de los bebés, como su impacto a nivel de salud pública, es muy fuerte. Pero hace no mucho tiempo la situación a nivel mundial era otra. La historia de la Lactancia Materna es interesantísima y su exploración inquisitiva empieza a desarrollarse cada vez con mayor interés. Gracias a eso, sabemos que esta actividad tan básica de seres mamíferos que somos ha tenido múltiples formas a lo largo de las culturas y de las épocas históricas.
La actualidad nos mantiene haciendo foco en la importancia de habilitar, promover, sostener, y cuidar un proceso natural y básico ya que, en un pasado reciente se fue instalando la tendencia al abandono de esta práctica. Al menos 3 factores confluyeron desde finales del siglo XIX en ello:
Como resultado de ello, algunos números: en los Estados Unidos, en la década del 30 casi todas las madres daban leche materna a sus hijos.Ya por los 70´s sólo el 22 % de las madres lo hacían, y sólo por las primeras semanas de vida.
A tal punto llegó el impacto de estas formas de mercadeo que la 27 Asamblea Mundial de Salud de 1974 puso en alerta sobre la disminución de la práctica de la lactancia materna en varias regiones del mundo y las sucesivas Asambleas presentaron una serie de recomendaciones a los países miembros de la OMS para comenzar a revertir esta tendencia. Luego, en 1979 la OMS y UNICEF lanzan el primer mensaje al mundo sobre el problema con el fin de detener la publicidad indiscriminada de promoción de la leche artificial.
Ante el vacío legal respecto a la producción, difusión y venta de los sustitutos, en 1981 se aprueba el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna de la OMS con el fin de evitar que las estrategias comerciales de estas empresas den como resultado que las madres decidan dejar de amamantar de forma natural, total o parcialmente a sus hijos, reemplazando su leche por productos artificiales.
El código fue adoptado por un centenar de países, dentro de los cuales se encuentra Argentina.
Aunque a nivel mundial las tasas de lactancia están en alza siguen siendo bajas, con sólo el 43% de los recién nacidos/as que inician la lactancia materna en la primera hora después del nacimiento y el 41% de los lactantes menores de seis meses amamantados/as exclusivamente. Aunque el 70% de las madres siguen amamantando al menos durante un año, las tasas de lactancia disminuyen al 45% a los dos años de edad.
Inauguración de obras de ampliación del Hospital de Niños San Roque y Gota de Leche (1917)
A comienzos del siglo XX, en la ciudad de Paraná existía un grupo de mujeres organizadas para brindar ayuda a la población más vulnerable. Nucleadas bajo el nombre de Sociedad de Beneficencia Fundadora1, detectaron la necesidad de crear una institución para colaborar con la lactancia de los bebés, cuyas madres no producían leche materna y no contaban con la posibilidad económica de contratar una nodriza.
A esa idea se le sumó la de contar con un Hospital de Niños, tan necesario en un contexto que evidenciaba una gran mortalidad infantil.
En ese tiempo, si un bebé no accedía a la Lactancia natural sus probabilidades de sobrevivir eran muy bajas. Por eso, las nodrizas voluntarias cumplieron un rol tan fundamental en el comienzo de nuestra historia.
El concepto de Gota de Leche fue tomado de experiencias realizadas a fines del siglo XIX en Europa. Se trataba de instituciones creadas para remediar los problemas de desnutrición y alta mortalidad infantil en aquellas familias que no podían permitirse el lujo de contratar nodrizas, y cuyas madres no podían dar de mamar. Surgieron a finales del siglo XIX. La idea original de «las gotas de leche» procedía de Francia, donde el médico León Dufour había creado la primera Gota de Leche en 1894.1
A cien años de distancia, si una madre produce un exceso de leche, puede donarlo en Bancos de Leche Humana (aunque lamentablemente aún son muy pocos en nuestro país) o conservarla en heladera para próximo consumo de su hijo.
Nuestro hospital, como parte del sistema de Salud Pública se encuentra atravesando transformaciones en la manera de asumir su compromiso de proteger y promover la Lactancia Materna, no sólo de sus pacientes, sino de sus propias trabajadoras.
Partiendo sobre todo desde la formación de nuevos profesionales que surgen de las residencias que tienen sede en el Hospital, hasta la realización de capacitaciones para todo el personal.
Un modelo social que no promueve ni protege la lactancia tiene un costo a pagar. Se trata de uno de los aspectos quizás no tan publicitados a la hora de hablar sobre el no amamantamiento: más allá de la salud de la díada madre/hijo, existen impactos en la salud pública, en la ecología y hasta en la economía mundial.
Los informes indican que “las pérdidas económicas globales totales por no amamantar se estiman en $341,3 mil millones de dólares”.
Hilando aún más fino, y en base a información OMS-UNICEF:
Al considerar los efectos ambientales, además de la generación de plásticos y packaging contaminante, hay otros aspectos perjudiciales involucrados en la elaboración de fórmulas, transportes y uso de recursos naturales. Por ejemplo: para producir un 1kg de fórmula artificial se utilizan 4000 litros de agua.
En un próximo artículo nos dedicaremos a explorar algunas cuestiones referidas a la Lactancia durante la Pandemia,
https://www.sap.org.ar/docs/congresos_2015/Lactancia/Lutter_Costo_de_No_amamantar.pdf
https://worldbreastfeedingweek.org/2021/wp-content/uploads/2021/07/AF_spanish-1.pdf
https://academic.oup.com/jn/article/131/2/421S/4686960
https://lactationmatters.org/tag/norma-escobar/